domingo, 16 de noviembre de 2008

Huele a miedo en La Cruz

El Ejército mantiene una discreta vigilancia en el lugar de los enfrentamientos del jueves pasado; su presencia pone intranquilos a los vecinos

23 de agosto de 2008

A simple vista La Cruz de Huanacaxtle sigue su vida normal. Si uno se queda con la imagen de los pobladores caminando tranquilos por las calles empedradas cercanas al centro, parecería que no hubo enfrentamiento entre militares y presuntos narcotraficantes el jueves pasado, pero la realidad es que en el tranquilo pueblito de pescadores huele hoy más a miedo que a mariscos.
Desde la carretera que va a Punta Mita se puede ver que la calle que lleva al centro de la población está acordonado. No obstante, las razones son distintas, lo que ahí sucede es que los desarrolladores de la marina colocan adoquín sobre esa vía.
Basta caminar unos metros hacia adentro del poblado para darse cuenta de que la vigilancia, aunque es discreta, permanece. Lo que llama la atención es que se trata del Ejército, y no de la Agencia Federal de Investigaciones, que realiza aparentes pesquizas en la zona.
Una patrulla de militares, a bordo de la unidad 8028272, ha tomado la plaza principal la mañana de este sábado. El oficial a cargo asegura que estaban descansando un momento; que sí, que en efecto siguen con las investigaciones, pero que "ya sabes, no podemos dar información".
De acuerdo con los vecinos los elementos llevan ahí cerca de dos horas, que están desde las 10:00 de la mañana. Desde las ventanas y las puertas los observan con inquietud. Con sus miradas los escudriñan, algunos reunidos en grupos pequeños otros como escondiéndose dentro de sus viviendas. Lo hacen casi en silencio.
La gente tiene miedo, cuchichea en grupos reducidos, pero se niega a hablar con los extraños. "Aquí no era así, ayer estuvo tranquilo; pero ahora que andan dando vueltas nos preocupa, parece como que andan buscando a alguien. No sea que haya otra balacera", dice un albañil, quien el jueves trabajaba en la construcción de una casa justo frente a donde los militares mataron al presunto sicario, pero se resiste a identificarse.
En la tienda de abarrotes uno de los proveedores entra sigiloso. “¿Aquí siguen?”, pregunta a quien despacha. Luego se disculpa por el retraso: “Es que vine ese día pero ya no me dejaron pasar”.
La dependiente apenas le presta atención, ni con él quiere hablar del tema. “No me dio miedo”, dice mientras confirma que estuvo en el lugar al momento de los hechos. “Bueno, sí me dio, un poco, no tanto”, corrige.
No hay más, ya se cansó de platicar la historia, ya no quiere seguir hablando de eso. ¿Para qué? El pueblo está tranquilo, sus ventas siguen siendo las mismas, sólo que ahora están más vigilados.
Los uniformados se saben observados, pero cuando entran en contacto con la prensa suben al vehículo, toman posición y comienzan a circular por las callejuelas.
Entonces, los militares se retiran.
Otra patrulla, la 8032271 está estacionada a dos cuadras de ahí. En su caso todos los elementos permanecen dentro de ella, en posición y con las armas listas para el combate. Desde donde están pueden ver la fila de trabajadores que cobran su raya en las oficinas de la constructora de la marina. Aunque están lejos, a una cuadra.
Los trabajadores esperan en silencio su turno. Los que salen sacan, a la vista de los otros, el dinero de su sobre y lo guardan en sus carteras. No interactúan con nadie, apenas resguardado el salario caminan hacia sus domicilios: no se despiden, no hacen aspavientos y ni siquiera paran en la tienda para tomar una cerveza.
Me dicen que no es así todos los días, que en otras jornadas hay algarabía, bromas y manos que chocan antes de despedirse. Hoy es diferente, hoy los militares están por los alrededores. De nuevo, todos rehuyen hacer más comentarios.
En la Cruz de Huanacaxtle se respira, definitivamente miedo. No es a los militares ni a los narcos, los conocen a ambos. A lo que se teme es a nuevos enfrentamientos.

Sin impacto al turismo

La imagen de la Riviera Nayarit no fue afectada luego de los enfrentamientos entre presuntos narcotraficantes y militares, que se registraron el jueves pasado en la Cruz de Huanacaxtle. Así lo confirmó el director general de la Oficina de Visitantes y Conveciones, Marc Murphy.
Tres son los factores que influyeron para eso: primero, aunque el suceso sí fue consignado tanto en la prensa nacional como en la internacional, vino acompañada de 10 hechos violentos a lo largo del territorio nacional, lo que disminuyó su relevancia; segundo, no hubo involucrados de forma accidental turistas y, por último, no se dio una asociación directa entre el nombre del lugar -Cruz de Huanacaxtle- y la marca con que se promociona el destino -Riviera Nayarit.
“Verificamos con las agencias de relaciones públicas que tenemos tanto a escala nacional como internacional, pero nos dijeron que, aunque la noticia sí había circulado en los medios, ésta se había diluido en el panorama nacional, pues hubo diez noticias de la misma índole ese día”, señaló Murphy.

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