miércoles, 23 de septiembre de 2009

Suben los accidentes, comienzan las sanciones

Es el señor Renuente, al menos así aparece en el reporte que la Dirección de Tránsito de Bahía de Banderas entrega sobre los resultados de las operaciones con alcoholímetro. Llega a la oficina para intentar la liberación de su vehículo y, cuando dice su nombre real, la señorita no encuentra su registro; no sucede hasta que no da la descripción del auto que le han detenido: una blazer color gris.
El viernes pasado el señor Renuente conducía en estado de ebriedad, se molestó cuando lo detuvieron porque él “sólo se dirigía a su casa en San José”. El retén donde se detectó su estado de ebriedad estaba ubicado apenas en San Vicente.
No quiso entregar documentos, ni dar su nombre siquiera. Insultó a la autoridad y lejos de mejorar con eso las cosas, lo único que logró fue que lo encerrarán las 36 horas reglamentarias por faltas administrativas, en lugar de las doce que cumplen los conductores que no se resisten.
Tres días después, el hombre se recarga sobre el mostrador de la oficina de Tránsito Municipal y pregunta sobre su infracción. “Son tres mil pesos”, le dicen. Chista, asegura que no debería de ser así porque él ya pagó con tiempo su infracción: eso fue la falta administrativa por escandalizar en la vía pública en estado de ebriedad, le explican, ahora tiene que pagar la infracción por conducir así el vehículo.
Quiere hablar con el director, porque además el tiempo de corralón se acumula y asegura que no tiene dinero. No tiene suerte, Víctor Saúl Palomera Olvera está afuera, sólo él puede liberar el auto incluso con el pago de la multa.
“La verdad es que tuvimos que ponernos duros con el asunto de las infracciones. Establecimos las operaciones de alcoholímetro de forma preventiva durante casi dos meses y lo único que sucedió es que al vuelta la gente ya se lo tomaba a risa. ‘Entonces, ¿me voy en taxi y mañana voy por el carro como la otra vez?’, nos decían y pues teníamos que encogernos de hombros. Así era, no teníamos de otra, eran las reglas que nosotros habíamos puesto”, explica antes Palomera Olvera.
Tal vez por eso es que los accidentes en Bahía de Banderas en el mes de agosto sufrieron un pequeño repunte a pesar de las operaciones de radar y alcoholímetro -fueron 48, cuando en junio, antes del comienzo de las acciones, fueron sólo 38.
Pero la tolerancia acabó, desde el fin de semana pasado, todo conductor que conduce en estado de ebriedad paga tres mil pesos de multa y además cumple, sin importar si escandaliza o no, doce horas en la cárcel municipal.
Entre jueves y sábado pasados fueron 56 personas las que terminaron en la ya de por sí sobrepoblada cárcel. “Ahí los acomodaron, para que cupieran”, dice Palomera Olvera.
En lo que va del año van 466 accidentes, todavía por debajo de lo que sucedió en 2008, cuando entre enero y julio ya se habían registrado 477.
Sin embargo, los cifras tan sólo de junio al 20 de septiembre nos hablan de un muerto, 47 lesionados y tres personas arrolladas.
Por eso la mano dura. Porque el esfuerzo no ha sido menor. Entre el 31 de julio pasado, cuando comenzaron las operaciones, y el 11 de septiembre, se revisaron dos mil 240 autos encontrando 398 conductores en estado de ebriedad, sólo tres eran mujeres.
“Es tiempo de que la gente tenga un escarmiento, porque tenemos que parar este problema ya. Sólo afectando su bolsillo y privándolos aunque sea por un momento de la libertad se puede lograr que entiendan”, concluyó el funcionario.


28 años es la edad promedio de los conductores ebrios
67 años es la edad más alta de un infractor en estado de ebriedad
16 años tenía el conductor más joven detectado
1.79 grados de alcoholemia es el promedio registrado por los conductores detenidos
3.46 grados de alcoholemia es el nivel más alto que se ha detectado
24 autos en promedio se detienen en cada operación
50 por ciento de los autos detenidos tienen placas de otros estados, principalmente Jalisco

La ruta del encontronazo

Mes Accidentes 2008 Accidentes 2009
Enero 96 64
Febrero 33 53
Marzo 67 59
Abril 69 41
Mayo 73 50
Junio 37 38
Julio 50 36
Agosto ** 47
Septiembre ** 31*

* Datos obtenidos al 20 de septiembre
** Sin información disponible

Abren primaria en pésimas condiciones

“Parece que estamos en una de esas poblaciones de la sierra, inaccesibles, a donde no llega nada”, dice Canek Fonseca. El profesor de la escuela en Palma Real no se equivoca; a pesar de que se encuentra apenas a unos kilómetros de Nuevo Vallarta, las condiciones con que trabajan los alumnos en esa escuela que recién se abrió esta semana son, por decir lo menos, incómodas. A pesar de que el inmueble ha sido entregado apenas por la inmobiliaria que por ley la debió construir, la escuela que apenas abrió esta semana se encuentra en condiciones lamentables.
Hay butacas nuevas, sí; pero el escritorio del maestro es el que se desechó en algún otro lugar y su silla es insufrible. La escuela es nueva, sí; pero las paredes del inmueble que apenas fue entregado por la constructora Los Patos ya están cuarteadas.
Pero esos aspectos son apenas los menos escandalosos. Para llegar a la escuela, los nichos tienen que sortear el canal de aguas pluviales que la bordea, porque aunque el Ayuntamiento se comprometió a construir un puente para cruzar desde la calle hacia el plantel, eso no ha sucedido. Los pequeños entonces bajan por el desnivel de tierra y luego tienen que incluso subir por una escalera de madera construida por sus padres.
“Tanto el Ayuntamiento como la constructora nos han dicho aquí muchas mentiras. Se comprometen a hacer el puente y ninguno lo hace; el Ayuntamiento nos dijo que iba a limpiar el terreno y tenemos todo lleno de hierba, si no fuera por las madres de familia que hoy limpiaron un poco todo esto, no se podría ni entrar”, explican.
Tampoco tienen agua, ni drenaje; hasta el día de hoy no los han conectado a la red, así que para poder usar los baños llenan con una manguera, desde la casa de uno de los vecinos, un tinaco. Incluso la tubería la llegaron a encontrar toda rota, cuando la reparó uno de los padres de familia, resultó que el agua no subía al tinaco.
De la conexión a la red eléctrica, aunque ya se cuenta con la preparación, la Comisión Federal de Electricidad brilla por su ausencia. No hay luz y aunque los padres quisieran comprar por su cuenta ventiladores para hacer llevadero el calor, estos no funcionarían.
“La SEP nos ha cumplido a medias, porque ya nos trajo los mesabancos de los alumnos; pero todavía no tenemos pizarrones. Tampoco forzó al Ayuntamiento y a la constructora para que cumplieran. Nos preocupa, no por nosotros como maestros, sino por los niños; ellos son al final los que pagan todo”, dice Fonseca.
Tampoco en eso se equivoca el profesor. La calidad de la educación en Bahía de Banderas es similar a la de sus instalaciones. Los resultados de la Prueba Enlace 2008, que mide el aprovechamiento de los estudiantes a escala nacional, son contundentes.
La escuela primaria mejor ubicada a escala estatal es el Centro Educativo Salzman, en Bucerías. El instituto particular ocupa el lugar 28 en toda la entidad, con 606.018 puntos; de ahí hacia abajo, las escuelas de Bahía de Banderas apenas superan en calidad a las de comunidades remotas como las del municipio El Nayar.
En el caso particular de San Vicente, donde se encuentra la nueva primaria, es la escuela Independencia, en el centro, la que mejor aprovechamiento tiene. Dio un puntaje de 503.239 puntos que la coloca en el lugar número trece del municipio, pero el 389 en el listado estatal.
Luego sigue el turno matutino de la José María Mercado, con 497.6 puntos y los lugares 18, en el municipio, y 434 en el estado. Finalmente está el turno vespertino en el centro, la escuela Amado Nervo, ocupando el lugar 33 del municipio y el 646 del estado.
No resulta difícil entender por qué. Grupos saturados, inmuebles inadecuados y mucha, mucha falta de cooperación del municipio.

Será hasta hoy el temblor

El lunes iba a temblar en Valle de Banderas y lo que pasó es que ni las moscas se pararon. El simulacro de evacuación de la presidencia municipal de Bahía de Banderas, que se realizaría bajo la hipótesis de un terremoto fue suspendido toda vez que la Dirección de Protección Civil y Bomberos no recibió los insumos necesarios para realizar la actividad. Será apenas esta mañana cuando se sacuda la presidencia.
Así trascendió, por fuentes cercanas a la corporación que prefirieron no identificarse, pero que refieren que las condiciones de trabajo para los bomberos son cada vez más precarias debido a la falta de material de trabajo.
De acuerdo con la información proporcionada, los ensayos previos se realizaron y los avisos para el personal que labora dentro del inmueble fueron corridos con anticipación; también se entregó una requisición de material para que fuera surtido por el área de compras y el almacén general del municipio.
Sin embargo, los insumos requeridos para realizar el simulacro no llegaron el pasado viernes, como se esperaba, y tampoco este lunes temprano. Por ese motivo se decidió cancelar hasta nuevo aviso la actividad.
Ayer, el secretario general reconoció que la suspensión se debía a la falta de los insumos, aunque dijo desconocer de qué se trataba, y aseguró que este miércoles en punto de las doce del día, se realizaría la evacuación simulada.
Con el simulacro se buscan dos objetivos: celebrar el Día Nacional de Protección Civil, que se registró el pasado sábado 19 de septiembre, y evaluar la capacidad de reacción de los responsables de la seguridad en el inmueble ante una urgencia de estas características.
El titular de Protección Civil y Bomberos, José de Jesús Fregoso, lamentó la suspensión del simulacro y justificó desconocer con precisión la causa de esa cancelación por haber estado incapacitado, padeciendo una fuerte gripe, en su domicilio. Tribuna de la Bahía también buscó al subdirector Administrativo, Jaime Manzano, para conocer sobre las causas de la suspensión sin poderlo localizar.
“No es raro que eso suceda. Cuando el operativo de Semana Santa se pidió también con anticipación material de curación, para atender posibles accidentes, y recibimos apenas dos gasas del almacén. La verdad es que con frecuencia se tiene que estar comprando los insumos de caja chica porque las requisiciones nada más no las surten”, dijo la fuente protegida.

jueves, 28 de mayo de 2009

El Anclote

“Cuando yo comencé a ir a esa playa, era muy extensa, de más de 60 metros”, dice Ismael, un aspirante a biólogo que estudia en el Instituto Tecnológico Superior de Bahía de Banderas (ITBB). Como él, los restauranteros establecidos en El Anclote añoran los tiempos en que la fina arena blanca se extendía por metros delante de sus negocios y sus comederos se llenaban de gente de la región los fines de semana; esa bonanza, acusan, quedó atrás hace quince años, cuando grupo Dine comenzó a presionar para lograr sus lujosos desarrollos.
Hoy caminar por la playa de El Anclote da tristeza. La amplia zona federal ha sido reducida a unos tres o cuatro metros de ancho y la fina arena ha dejado lugar a pedruzcos negros. “Antes venían muchas familias, con niños y ancianos, porque se podían meter a bañar; ahora no viene nadie y los que se meten se meten a romperse”, dice con nostalgia Juan Pelayo, el líder de los restauranteros de la zona.
La situación es grave, porque cada día se nota más el efecto de las mareas. Tanto, que de la última visita que hizo Tribuna de la Bahía a esa playa, en enero pasado, cuando se reportó acerca de las escuelas de surf, a la fecha se han perdido por lo menos dos metros de playa. Hoy las olas revientan casi en el margen de los restaurantes, que se tienen que proteger elevando sus plataformas con costales de arena.
La historia se remonta a hace más de quince años, cuando luego de la expropiación de las tierras de Punta Mita y su enajenación a favor de la empresa Puerto Mita, se pactara a reubicación de los pescadores a cambio la construcción de una escollera que les permitiera atracar y resguardar sus embarcaciones.
Dine consiguió la autorización para hacer la escollera que se terminó de construir en 1995. El convenio firmado con el director general de Puertos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) el 14 de julio de 1994 -y rubricado por Jesús Santoyo García, como apoderado de Puerto Mita- comprometía a la empresa en la fracción octava del documento a “contratar y mantener en vigor seguros que cubrieran los daños que pudieran sufrir terceros en sus personas y sus bienes o las construcciones de la obra autorizada”.
La escollera se construyó sin tomar en cuenta las corrientes marinas y los efectos que estás tenían en la rotación de la arena en esas playas. Dos años después, la fina arena blanca de El Anclote comenzó a desaparecer; la corriente circular de esa playa hacía que antes de la escollera la arena hiciera un recorrido circular que mantenía toda la extensión cubierta de arena. La infraestructura cortó esa circulación y la arena que salía de El Anclote hacia Nuevo Corral del Risco ya no pudo regresar por ese bloqueo.
“La arena se fue poco a poco, y nos dejó después de tres o cuatro años sólo la base de piedra. Al principio nosotros limpiábamos de piedras la playa, pero lo que hacíamos era facilitar el trabajo a las corrientes de agua, que se llevaban más fácil la arena blandita. Ahora preferimos dejar ahí los pedruzcos, para que no se la lleve tan fácil, pero cada día está peor”, relata Pelayo.
En 1997, hace ya trece años, comenzó la lucha de los restauranteros por corregir el problema. En el transcurso, los apoyos a su causa han ido y venido; pero la negativa de la empresa a corregir el daño permanece.
“Desde entonces hemos buscado que se cumpla lo establecido en el convenio, que Dine o Puerto Mita o Cantiles de Mita, cualquiera de los nombres que usa la empresa, corrija los daños y poco a poco regrese la arena. Pero han ido usando argucias legales para ir retrasando el proceso y aquí estamos todavía; con el riesgo de que nos pase lo que sucedió en Mismaloya”, señala el restaurantero.
En la defensa de la playa y, no lo esconden, de los intereses que tienen sobre las concesiones vigentes, los restauranteros lograron que las autoridades federales solicitarán a la empresa Dine la reparación de los daños. No fue fácil, porque primero las autoridades municipales y estatales se hacían de oídos sordos, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aseguraba que nada podía hacer.
“Fue hasta que alguien nos dijo que la autorización venía de la SCT y que teníamos que tratarlo con ellos que en apariencia las cosas comenzaron a avanzar. Se tuvieron pláticas con la empresa muchas veces, durante más de año y medio. En 2004 presentaron por fin un proyecto y pensábamos que ya pronto se iba a resolver todo”, dice Pelayo.
No fue así. La tramitología no se hizo con prestancia, la empresa dilató todo lo posible con cada nueva autorización que se requería en cada nueva dependencia. El 19 de julio de 2005, un nuevo convenio se firmaba, el proyecto había sido autorizado finalmente por la SCT y en el nuevo documento Dine se comprometía a iniciar a la brevedad los trabajos para corregir el problema
Para 2006, Semarnat solicitó un estudio sobre el proyecto; ya no de impacto ambiental, porque ese se había hecho cuando la construcción de la escollera.
“Yo recuerdo que hace como cuatro años me pidieron una opinión técnica de los trabajos. Lo que proponían era una serie de escalones de concreto que evitaran que la arena saliera de la playa. El proyecto se veía bien y nosotros dimos nuestra opinión favorable”, recuerda vagamente Roberto Moncada, investigador y profesor del ITBB, mientras califica los exámenes de Ismael.
Todo parecía ir bien. Esa autorización parecía ser el último escollo. Para solventarlo, los grupos sociales de El Anclote lograron el apoyo de el gobernador Ney González Sánchez, quien viajó con ellos hasta la ciudad de México para destrabar el trámite; no fue sino hasta 2007 que se presentaron todos los documentos en orden por parte de la empresa.
“Y eso porque Luis Carlos Tapia los colectó él mismo y desde la Semanay los llevó. No lo hizo la empresa. Nosotros pensábamos que ya iba a salir todo; pero no, es la fecha que la empresa no cumple. Ahora, hace quince días recibimos la última decepción, porque el asunto regresó al principio. Dine pide una modificación al proyecto ya hora hay que empezar el papeleo de cero nuevamente”, terminó el restaurantero.
Contra la desesperación

¿Qué gana Dine con no realizar las obras? Es la pregunta obligada. La respuesta es sencilla, cerrar los accesos públicos a las playas, aunque sea mediante el agotamiento de los restaurantes playeros y la conversión de esos predios en condominios; para mantener el estatus de exclusividad que han buscado mantener desde el principio. Al menos así lo aprecian en El Anclote.
“¿Qué playas públicas quedan desde aquí hasta La Cruz de Huanacaxtle? Nada más nosotros, aquí al lado en la Emiliano Zapata, han ido desplazando a los pescadores así con la desesperación, haciendo que sus negocios no funciones, hasta que ahora sólo quedan condominios y una entrada pública inconclusa. Y hacia abajo ya nada más está La Manzanilla. La gente ya no puede entrar a la playa porque en Destiladeras el terreno es privado, en cuanto se pongan a construir se acabó el ingreso”, destaca Juan Pelayo.
El restaurantero se pregunta por la Profepa, por los defensores del medio ambiente, por los ecologistas. Allá, dice, no se fijan pero se está afectando gravemente el entorno y nadie dice nada.